Jueves, 24 de junio de 2010 (ALC) - “Si queremos ser inclusivos con las mujeres en el liderazgo de la iglesia, tenemos que ofrecer oportunidades de capacitación adecuada”, señaló Wakseyoum Negari, de la Iglesia Evangélica de Etiopía Megane Jesus. “Nuestra iglesia quería tener más mujeres en el ministerio y como en mi país existen importantes brechas educativas entre hombres y mujeres, decidimos abrir un Instituto de Mujeres para que durante un año las candidatas a entrar al seminario pudieran hacer un curso especial que las preparara para los exámenes de ingreso”. Esta medida facilitó el ingreso de mujeres al trabajo ministerial en la iglesia. “Es una buena manera de apoyar a las mujeres para que accedan a una buena educación académica”, subrayó Negari.
Varios relatos sobre la manera en que las iglesias fueron incluyendo el ministerio de las mujeres se sucedieron en la sección sobre “Desarrollo y capacitación del liderazgo”, que tuvo lugar durante un día y medio en el marco de la Asamblea General de Unificación (de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas). ¿Qué tipo de liderazgo precisan las iglesias reformadas en este momento? ¿Es factible cumplir con los sistemas de cuotas para jóvenes y mujeres que se solicitan a nivel mundial cuando en los países todavía existen barreras culturales que los discriminan? “Nadie puede venir a decirnos „lo que pasa es que mi cultura no considera la participación de las mujeres‟”, aseveró un delegado. “Es el Evangelio el que nos llama a incluir a las mujeres sin discriminaciones”.
“Las iglesias no debemos tener miedo de llevar la delantera en temas como este”, dijo la pastora Kathryn Viner, de la Iglesia Presbiteriana de Irlanda. “Nuestra iglesia decidió ordenar mujeres cuando todavía no había una tradición de liderazgo femenino en el país en casi ningún área. Las primeras mujeres pastoras fueron ordenadas a fines de la década del 70 y no fue sencillo para ellas. Pero fue importante que se nos diera la oportunidad. Yo reconozco que los hombres también tienen que hacer un camino para aprender a compartir los espacios de liderazgo y de decisión”.
En las iglesias de Indonesia sorprende el número de mujeres que quieren estudiar para ejercer el ministerio dentro de la iglesia. Un pastor de la Iglesia Protestante Karo Batak contó que cuando se comenzó a ordenar mujeres, hubo iglesias donde los ancianos se negaban a recibir una pastora. “Recuerdo una congregación con la que llegamos a un acuerdo. Aceptarían el trabajo de la pastora por un año, y si no funcionaba, tenían derecho a cambiar. Cuando hicimos la evaluación al año siguiente, ¡no querían cambiar su pastora en absoluto! Ahora, encontramos que muchas congregaciones prefieren tener una mujer en el ministerio de la congregación. Ven en ellas la autoridad maternal”, relató, para agregar “En nuestro seminario, las mujeres son las mejores estudiantes, con las más altas calificaciones”.
La discusión también consideró la educación de nuevos líderes, teniendo en cuenta la
diversidad de personas y de contextos donde las iglesias desarrollan su ministerio. Los participantes se refirieron a la necesidad de elaborar materiales sobre la perspectiva reformada del sacerdocio de todos los creyentes y la participación del laicado en los diferentes ministerios de la iglesia. “Nuestros programas de formación deben tener continuidad e incluir formación en ecumenismo”, comentó la pastora Margarita Mejía Arévalo, de la Iglesia Reformada Calvinista de El Salvador. “Prepararse para ser pastores y pastoras es también prepararse para potenciar y fortalecer las posibilidades de otras personas, para que ellas
también trabajen en los múltiples ministerios de la iglesia”.
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