jueves, 8 de julio de 2010

La ordenación de las mujeres y la INPM, Ignacio Simal, 31 de marzo de 2010

Lupa Protestante
Cuando se impide a las mujeres llegar a ser ordenadas como ministros de culto es por miedo.
Amparo Lerín, México
Me llevé una alegría cuando recibí la noticia de que el Presbiterio del Estado de México, miembro de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México (INPM), llegó al acuerdo de favorecer la ordenación de las mujeres al ministerio pastoral. ¡La primavera llega a la INPM! Pensé. Más tarde, al enterarme de que se iba a celebrar en México la "primera reunión de mujeres ordenadas en la INPM" volví a pensar que la primavera que atisbaba en la iglesia hermana no tenía vuelta de hoja.
¡Inocente de mí! A los pocos días de enterarme de la buena nueva, recibí un baño de realidad. La INPM, a través de su Secretario, el pastor Samuel Trinidad, envió una carta circular donde se recordaba a sus presbiterios que en sus últimos Concilios se había acordado, transcribo literalmente -mayúsculas y negrillas incluidas-, la "NO ordenación de la mujer". Además de señalar que el Presbiterio antes mencionado, junto al Presbiterio de Juan Calvino, habían desacatado las decisiones conciliares. No sólo queda ahí la carta circular de la INPM, sino que además señala con nombres y apellidos a los que considera responsables de dicho desacato, los pastores Emmanuel Flores Rojas y Leopoldo Cervantes-Ortiz. Algo, en mi opinión, lamentable. El próximo mes de julio, según señala la carta, "se tomarán las medidas que consideren pertinentes”.
Muchos, desde España, vemos con preocupación y mucho dolor la situación de nuestra iglesia hermana (INPM), pero especialmente nos duele la situación en la que siguen quedando las mujeres a las que se les cercena el camino al ministerio pastoral ordenado. Y observamos con preocupación la previsible disciplina que se les impondrá a los que son considerados máximos responsables de -según los cargos de la INMP- tamaño desafuero. La imposición que se coloca sobre los hombros de las mujeres impidiéndoles el camino a la ordenación pastoral en muchas iglesias evangélicas es una forma de violencia de género, no lo duden. Violencia de género fundamentada en una lectura rigorista de la Biblia y alejada del espíritu reformado. Vaya desde estas líneas nuestra solidaridad con las mujeres de la INPM, los pastores señalados por nombre y los Presbiterios del Estado de México y Juan Calvino.

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