martes, 6 de julio de 2010

Ponencia del 6 de marzo de 2010, Lic. Pred. Amparo Lerín Cruz

HACIA UN NUEVO CAMINAR (LA ORDENACIÓN DE LAS MUJERES EN LA INPM)
Iglesia Presbiteriana Ammi-Shadday, México, D.F.

A mi pastora: Dra. Lilia Stephens,
quien ha cuidado siempre de mi salud integral,
con profundo agradecimiento

Mujer eres la puerta del demonio.
Has conducido al error a quien el mismo demonio no se atrevió a atacar de frente. Por culpa tuya tuvo que morir el hijo de Dios . Así que cubre la cabeza y haz penitencia”.[1]
Tertuliano

Entre todas las bestias salvajes no hay ninguna tan dañina como la mujer.
Juan Crisóstomo

La mujer es un ser ocasional, incompleto… un hombre mal nacido… sin embargo fue necesario que fuera la ayuda del hombre y esto solo en la procreación, porque en todas las demás obras el hombre puede ser ayudado más eficientemente por otro hombre que por una mujer…la mujer se encuentra en un estado de sumisión en el orden original de las cosas. Por esta razón no puede representar a la cabeza en la sociedad ni en la Iglesia. Sólo el varón puede representar a Cristo.
Tomás de Aquino
Suma Teológica, pt. 1, 1.92, art.1

Dios ha creado a los hombres anchos de pecho y hombros, no anchos de caderas, De modo que los hombres pueden entender la sabiduría. Pero el lugar por donde Fluye la inmundicia es estrecho. Con las mujeres sucede lo contrario. De ahí que ellas tengan tanta inmundicia y tan poca sabiduría.
Martín Lutero

Las mujeres han sido creadas sin otro propósito que el de servir a los hombres y ser sus ayudantes. Si las mujeres… mueren pariendo hijos, eso no tiene la menor importancia. Que den hijos hasta morir; para eso han sido creadas.
Martín Lutero.
[2]

Las niñas comienzan a hablar y a pararse sobre sus pies más pronto que los niños porque las yerbas siempre crecen más a prisa que las buenas cosechas.
Martín Lutero
[3]

I. El inicio del camino: La vocación
Durante muchos siglos las mujeres hemos tenido que escuchar palabras como éstas, las palabras tienen una gran fuerza, afectan positiva o negativamente la vida de la persona a quien van dirigidas. En este caso las mujeres.
Cuando a las mujeres se nos niega el ejercicio de la vocación al Santo Ministerio podemos argumentar que se están violando nuestros derechos humanos, según la Declaración de Derechos Humanos en su artículo No. 27 que a la letra dice: “Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección del trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo…” Como humanas tenemos esa libertad que nos otorgan las leyes civiles de aspirar o ejercer la profesión que mejor nos parezca, esto es válido, sin embargo hay que considerar que no es el único argumento que tenemos a nuestro favor, pues el llamado al Santo Ministerio no es una profesión como cualquier otra, es siempre una gracia, depende del llamado que Dios nos haga.
Dios es quien confirma el llamamiento, “Si alguien está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, podrá reconocer si mi enseñanza viene de Dios o si hablo por mi propia cuenta.” Jn. 7:17 y de la misma manera que Dios confirma el llamamiento, Dios exige del hombre o la mujer llamados una respuesta. Pero es Dios quien llama, algunos querrán llamarse e invitarse a sí mismos al ministerio, pero si no hay llamado no hay ministerio, “Por tanto no depende del deseo ni del esfuerzo del ser humano sino de la misericordia de Dios” Rom. 9:16
Entonces, si el ministerio es una gracia de Dios, no depende de los hombres sino del Señor. Por tanto debemos partir de ésta premisa para analizar el por qué en la INPM existe todavía una gran resistencia a la ordenación de mujeres como diáconos, ancianas y pastoras aunque en Presbiterios como el Juan Calvino y el del Estado de México existe una gran apertura para ordenar ancianas de iglesia, diaconisas y próximamente pastoras. También iglesias como Peniel, Ammi-Shaddai del presbiterio de la Cd. De México y el Berea respectivamente ordenan ancianas y diaconisas aun cuando no sea consenso general en sus presbiterios.

II. Otras ya caminaron este camino
No fue así desde el principio, se ha olvidado que en el primer cristianismo no existía ni varón ni mujer, ambos eran iguales en Cristo. Las mujeres cristianas de los primeros siglos realizaban ministerios al igual que cualquier hombre, predicaban, impartían los sacramentos del Bautismo y Santa Cena, enseñaban, etc. Eran llamadas con el nombre específico de su ministerio: Apóstalas, diaconisas, maestras, evangelistas, etcétera.
Podemos citar brevemente a algunas mujeres que participaron con sus ministerios en la Iglesia de los primeros siglos, muchas de ellas nombradas en la lista de saludos de Rom. 16 redactada en el año 57 d.C. de las 26 personas citadas por su nombre, 7 mujeres son llamadas por su nombre y dos más por su parentesco, Elisabeth Schûssler menciona al respecto: "...los nombres son judíos, griegos, latinos hay personas libertas, esclavos, libres, varones y mujeres; pero sobre todo la lista tiene una clara estructura, conforme al rango eclesial. Comienza con Priscila y Áquila y acaba con los saludos a todos los santos".
[4]
En esta lista tan plural encontramos a Febe, a quien Pablo la llama ministra y protectora, el término diákonos con que se le designa es un término masculino que denota un uso oficial en la iglesia. Priscila, maestra de teología del sabio Apolo, pastoreaba junto con su esposo una iglesia en su casa, a quien Pablo llama colega, Priscila arriesga su vida junto con su esposo por salvar a Pablo, Priscila y Áquila eran misioneros itinerantes se menciona también a María y el trabajo que ha hecho por la Iglesia, Por su parte Junia recibe el título favorito de Pablo; apóstol, distinguida, compañera de Pablo en las prisiones, a quien Pablo le reconoce ser mayor que él en el evangelio, a ésta mujer se le ha violentado su nombre en las traducciones, para hacerlo pasar por el masculino de Junia, Junias. El texto menciona de igual modo a Trifena, Trifosa, Pérside, Julia y Olimpas, mujeres que son distinguidas por Pablo por su labor misionera, evangelística y de edificación de la comunidad.[5]
Este lugar que Jesús dio a las mujeres y el cual gozaron en los tiempos del primer cristianismo se fue olvidando poco a poco y mientras la iglesia se construía jerárquicamente masculina, la situación de la mujer regresó a ser de sumisión.
¿Qué fue lo que paso? ¿En qué momento la situación de las mujeres fue cambiando hasta dejarlas sin los privilegios que Cristo les había dado? Al respecto Elsa Tamez comenta: “La presión externa socio-cultural patriarcal romana fue agravándose y la institucionalización del movimiento fue vista como necesaria. Todo esto ayudó a que se fuera privando a las mujeres de los derechos que ya habían adquirido en el movimiento de Jesús el Cristo”.
[6]
De este proceso constan documentos bíblicos y extra bíblicos los cuáles muestran cómo fue silenciándose a las mujeres. A la par la iglesia perdió la noción de una iglesia inclusiva, dónde no existía distinción económica, ni de razas, ni de género.
Tamez continua comentando cómo en el Nuevo Testamento se observa la incorporación de ésta teología patriarcal en pasajes llamados códigos domésticos como son: Col. 3:18-19, Ef. 5:22-24, 1ª Ped. 2:13, y en 1 Tim. 2:9-15, se intenta dar leyes originadas en la misoginia patriarcal para regular la conducta de las mujeres.
[7]
Se continúa prohibiendo a las mujeres enseñar, bautizar, ministrar la comunión, etcétera, y hacia finales del período post-apostólico las mujeres tenían ya funciones oficiales muy secundarias.
La actitud negativa hacia las mujeres tiene su origen en el sometimiento de la iglesia a la sociedad romana, y mientras este fenómeno fue creciendo a la par desaparecían las enseñanzas proféticas de Jesús y del mismo Pablo en contra de toda opresión.
¿Cómo fue que la iglesia se conformó a Roma? El imperio romano veía en las reuniones de las casas células subversivas, se veía amenazado frente a una iglesia proclamadora de las enseñanzas de un Jesús radical en contra de toda opresión. Tras la persecución y la prohibición de las Iglesias en las casas, si la iglesia continuaba oponiéndose a Roma tendía a desaparecer y entonces se somete al régimen romano a fin de sobrevivir aún a costa de ir en contra de las enseñanzas de Jesús el Cristo.
Para el siglo II d.C. algunos escritos apócrifos muestran el liderazgo prominente de las mujeres. En el siglo III d.C. el Obispo de Cesárea, Firmiliano, menciona a una mujer en Capadocia que celebraba excelentemente la Cena del Señor en tiempos de persecución reunía a los cristianos y en la celebración litúrgica incluía éste sacramento. Todavía en el siglo V un obispo ordenó mujeres como sacerdotes.
Existen muchos testimonios epigráficos y literarios
[8] como prueba de que seguían existiendo diaconisas y presbíteras. En el siglo IV en el concilio de Laodicea, en el Canon 11 se prohíbe que las presbíteras sean designadas en la iglesia.
También se encuentran algunas inscripciones funerarias que revelan los oficios eclesiásticos de algunas mujeres como el de la Presbítera Artemidora en Egipto del siglo II, o la de la Presbítera Kale siglo IV o V en Silicia.
Asimismo en el cementerio de la basílica de San Pablo en Roma se encuentra una lápida de mármol fragmentada, muy probablemente del siglo V la segunda línea cita: “Aquí yace mujer venerable, obispo Q (venerabilis, femenina, episcopa Q), enterrada en paz hace 5 años”
[9]
En 567 d. C., el concilio de Tours, Canon 19 prohíbe el matrimonio entre diáconos y presbíteros so pena de excomunión, esto quiere decir que la vida célibe entre diáconos y presbíteros aún no era una realidad en la iglesia romana.
Kevin Madigan y Carolyn Osiek realizan una investigación sobre las mujeres ordenadas en la iglesia de los primeros siglos muestran evidencias literarias, inscripciones en lápidas, mosaicos, etc. llegan a mencionar a más de 90 diaconisas y más de 15 presbíteras, de igual forma mencionan un movimiento en pro del reconocimiento de las mujeres y los ministerios que ejercían: “A finales del siglo IV, comenzó un movimiento en occidente, estimulado en parte por el movimiento de Prisciliano, que abogaba por papeles de mayor liderazgo para las mujeres.”
Desde ese entonces hasta nuestra época muchas mujeres y hombres hemos luchado y desafiado al poder eclesiástico para lograr el reconocimiento del llamado que Dios nos ha hecho para servirle.

III. Las bases para seguir caminando
En la reforma del siglo XVI, la estructura eclesiástica debía de reformarse y estar orientada al servicio. Pero, ¿hasta qué punto debería reformarse la estructura jerárquica de la iglesia? La Reforma Protestante del siglo XVI fue muy revolucionaria en su época, porque apuntaba a crear cambios en la estructura misma de la Institución. ¿Podemos nosotros hombres y mujeres miembros de la INPM crear cambios en la estructura de nuestra Iglesia?
La doctrina del Sacerdocio Universal de los Creyentes resume que todos tenemos la condición de pecadores hombres y mujeres, y si Jesús nos rescata del pecado a todos y todas por igual, por lo tanto no hay justificación para considerar a unos puros y a otras pecadoras. Es decir ni los hombres son totalmente puros, ni las mujeres somos totalmente pecadoras. Todas y todos somos justos y pecadores al mismo tiempo, dignos y dignas del sacerdocio. Todos y todas somos parte del cuerpo de Cristo.
El sacerdocio universal de los creyentes se diferencia del sacerdocio ministerial únicamente en que en el primero todos los hombres y mujeres somos sacerdotes por medio del bautismo. Lutero decía que el bautismo es el que nos capacita para participar del sacerdocio de Cristo. En el bautismo todos somos llamados a servir sin distinción.
[10] El Sacerdocio Universal de los Creyentes es uno de los principios motores de la Reforma Protestante. Reconoce en el seno de la iglesia, la igualdad de todos los bautizados, pastores y laicos. El pastor o pastora protestante, no es superior a ningún creyente, solo tiene una función específica, que es de servicio a la comunidad.
Cuando somos recibidos por el sacramento del Bautismo, hombres y mujeres gozamos de todos los derechos, privilegios y responsabilidades de la Comunión de los Santos. De este principio reformador, se desprende el acceso de la mujer al ministerio ordenado en las iglesias protestantes. Si Dios nos autoriza para el sacerdocio común y no nos limita para el sacerdocio ministerial, no hay ningún motivo o impedimento justificado que impida que las mujeres sean ordenadas al ministerio pastoral.
Hombres y mujeres somos iguales ante Dios, por lo tanto dentro de la iglesia no deberíamos hacer distinción entre ministerios masculinos y ministerios femeninos, simplemente existen ministerios y hombres y mujeres que son llamados por Dios a cumplirlos.
Si nuestra I.N.P.M. acepta la doctrina del Sacerdocio Universal de todas y todos los Creyentes y la doctrina calvinista de la Soberanía de Dios ¿Cómo pueden los hombres de nuestra I.N.P.M. decirnos a las mujeres miembros de la misma, miembros del cuerpo de Cristo que no podemos, ni debemos aspirar a los distintos ministerios ordenados? ¿Cómo pueden ellos callar un llamado que solo hace Dios a través del Espíritu Santo? ¿Cómo pueden ellos interponerse a la voluntad de Dios sobre sus siervas?
Cuando se niega la ordenación a las mujeres no solo se deja de lado sus dones, sus perspectivas y se violentan sus derechos humanos, no solo es cuestión de igualdad de género, también se violenta el ejercicio libre de su ministerio, se violenta la libertad de obedecer a Dios en el llamado que él nos hace al Santo ministerio por medio del Espíritu Santo, se deja de lado la soberanía de Dios, y esto ¡es una blasfemia!
Definitivamente el movimiento de la Reforma Protestante, fue un movimiento de renovación. Somos una iglesia reformada ¿Qué hace falta reformar en nuestra iglesia? ¿Hasta dónde estamos comprometidas nosotras, las mujeres a involucrarnos en esta reforma?
Los tiempos de la Reforma fueron tumultuosos y se caracterizaron por escabrosos debates y luchas. Generalmente el cambio trae consigo miedo, miedo al mismo cambio, miedo a que la situación sea diferente aun cuando prometa ser mejor. Desde mi muy particular punto de vista cuando se impide a las mujeres llegar a ser ordenadas como ministros de culto es por miedo. Cuando la iglesia decide aferrarse a su situación y no promover un cambio desde la raíz, se vislumbra como un ser atrofiado, tullido y sin vida. Las mujeres constituimos más del 60% de la membrecía de nuestra iglesia, y a pesar de ser miembros en plena comunión no se nos trata como tales, no se nos trata como parte del cuerpo de Cristo.
El espíritu de la Reforma nos llama a promover la renovación y la reforma continua en nuestra Iglesia hoy, a mirar a hacia al futuro a responder a los cambios que son urgentes forjar, si queremos que nuestra I.N.P.M. trascienda la agonía. Nos llama a confrontar y desafiar al sector conservador que justifica y sustenta el sistema patriarcal, que durante tantos años ha sostenido las estructuras de nuestra sociedad. Sobre todo porque en casi todas las iglesias protestantes del mundo ha habido una sensibilización en lo que respecta a la situación de las mujeres y han sido pioneras en la reivindicación de la inserción y participación de la mujer en todos los ámbitos que configuran la vida de una sociedad.
La gran mayoría de Iglesias reformadas en el mundo ordenan mujeres al ministerio pastoral, ancianato y diaconado, algunos países donde se ordenan mujeres son: Alemania, Angola, Argentina, Australia, Camerún, Canadá, China, Colombia, Corea, Costa Rica, Cuba, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia, Ghana, Gran Bretaña, Guatemala, Hungría, India, Indonesia, Irlanda, Italia, Japón, Kenya, Leshoto, Liberia, Madagascar, Malasia, Mozambique, Nigeria, Nueva Zelandia, Países Bajos, Rep. Checa, Rep. Del Congo, Rep. Dominicana, Rep. Eslovaca, Rumania, Rwanda, Singapur, Sudáfrica, Suiza, Tailandia, Taiwán, Togo, Ucrania, Uruguay, Venezuela, Yugoslavia, Zambia, entre otros.
[11]¿Por qué la I.N.P.M. continua sin permitir la ordenación a las mujeres?
El caminar de las mujeres en la I.N.P.M. ha sido largo a fin de lograr ser reconocidas como Dios nos creó; como mujeres plenas y recuperar el lugar que Cristo nos dio en la iglesia, un lugar igual al varón, parte del cuerpo de Cristo, miembros de su iglesia, donde también podemos ser llamadas por él al servicio en los distintos ministerios, hemos sufrido humillaciones, menosprecios y degradaciones por el sólo hecho de ser mujeres.
A algunas se les ha prohibido acceder al púlpito a dirigir o predicar, a otras como a una servidora siendo estudiantes del seminario se nos envía a campos rurales muy alejados de la ciudad donde no envían a los varones. Recuerdo que al terminar el período de vacaciones trabajando en estas misiones, presentaba mi informe en el cual notificaba entre otras actividades las de predicación, el Presbiterio Nacional Oaxaqueño en pleno acordaba “que la hermana corrija su informe y no diga que predicó, las mujeres no predican; solo dan una meditación o estudio”. Nunca me tome la molestia de corregir el informe ni contestarles.
Por muchos años se nos ha aplicado una interpretación bíblica fundada en la misoginia. Desde que Florencia Eunice Amador Acle en 1951
[12] fue la primera mujer egresada del STPM y además con honores sobre todos sus compañeros varones, se planteó la interrogante ¿Qué hacer con las mujeres que estudian y egresan del STPM?
Desde entonces a la fecha muchas mujeres hemos estudiado en los distintos seminarios de nuestro país, la lista (que Leopoldo nos hizo llegar) es grande y quizás falta nombrar a algunas más. Pocas hemos logrado ser licenciadas, algunas más nombradas diaconisas o ancianas, vamos avanzando en la igualdad y la equidad. Estamos llamadas a participar en la obra de Dios de transformar este mundo, y a volvernos fuerzas positivas e influir en nuestras comunidades.
Muchos han estado en contra de la ordenación de la mujer en la INPM pero nadie como Bernabé Bautista cuya moral sexual ha estado en entredicho en varias ocasiones, y quién publicó un panfleto
[13]en contra de la ordenación de la mujer. Ante este hecho el Dr. Salatiel Palomino hace una crítica a éste, promoviendo los valores bíblicos de igualdad, respeto mutuo, y dignidad.
Hago un llamado a todas mis hermanas, a las que tienen el llamado de Dios para servirle en un ministerio pastoral, o como ancianas o diaconisas, a todas las que quieren trabajar en la obra de Dios, para prepararse teológicamente, para seguir estudiando en los distintos seminarios, a no tenerle miedo a la palabra “teología”, teología quiere decir pensar y hablar acerca de Dios a partir de sus propias experiencias y su propia lectura de la Biblia a fin de responder al llamamiento que Dios les hace. También hacemos un llamado al STPM para seguir llevando a cabo el Congreso Anual sobre las mujeres y ministerios que hace mucho ya no se realiza.
Que las mujeres seamos voz y no eco. Que hablemos por nosotras mismas, que hablemos a favor de otras mujeres, a favor de nuestras pastoras, de nuestras misioneras, de nuestras hijas, de nuestras hermanas, de nuestras nueras. Siempre la mujer a favor de la misma mujer.
Podemos resumir en 10 puntos el porque sí a la ordenación a la mujer
[14]:

1. Porque es Dios quien en su soberanía llama a servirle a hombres y mujeres por igual. La autentica vocación viene de Dios y no de los hombres.
2. Porque las mujeres hemos sido bautizadas en el nombre del Padre de Cristo, y del Espíritu Santo, y somos parte de su cuerpo porque somos miembros en plena comunión de la INPM y debemos ser tratadas como tales con equidad y justicia.
3. Porque Jesús el Cristo nos facultó en la última Cena para ministrarla en su nombre “haced esto en memoria de mi”. No solo varones estuvieron en la Santa Cena, también había mujeres y niños, la Pascua era una fiesta familiar, mujeres y hombres compartieron Ultima Cena, y a todos y a todas les encomendó y los facultó para celebrarla.
4. Porque Cristo viene a liberar nuestras culturas de prejuicios. Muchas hemos sido excluidas por prejuicios como los griegos; Platón pensaba que la mujer era un ser incompleto, los judíos piensan que la mujer era el origen del pecado, todavía en nuestro días se tiene la idea de que la sexualidad femenina es algo impuro; la menstruación, el embarazo, los senos, las caderas, las piernas, los ojos o las manos, el cuerpo de la mujer debe ser escondido bajo guantes, bajo el velo de la novia o de la hermana pentecostal porque incitan al pecado, Cristo vino a liberarnos de estos prejuicios.
5. Porque muchas ya fueron diaconisas, profetas, evangelistas, maestras y pastoras. Porque sí se dio desde los primeros siglos de la iglesia ¿Por qué no se puede dar ahora?
6. Porque con el envío de María Magdalena testigo de la resurrección, Jesús confirma que envía a mujeres a ser sus apóstoles. Muchas mujeres desde María Magdalena hasta nuestros días han experimentado el llamado de Dios a servirle, han escuchado su voz.
7. Porque muchas iglesias alrededor del mundo ordenan mujeres para diaconisas, ancianas y presbíteras ¿Todas las iglesias antes mencionadas estarán equivocadas? O es la INPM la que vive en un error.
8. Porque la cúpula de la INPM no puede ni debe seguir ignorando el llamado que Dios a través del Espíritu Santo hace a las mujeres, pues él es soberano y llama a quien él desea, impedir que se haga su voluntad es una blasfemia.
9. Porque las mujeres tenemos igual capacidad que un hombre de ejercer con amor, madurez e inteligencia un ministerio pastoral de ancianato o diaconado.
10. Porque no existen argumentos válidos en contra de la ordenación a la mujer y sí muchos a favor.

El debate por la ordenación de la mujer apenas empieza, con dos presbiterios que han votado por la ordenación, pero terminará cuando toda la INPM reconozca que las mujeres miembros del Cuerpo de Cristo somos llamadas a servirle en igualdad de condición que los varones.

Canción de alabanza
Mi madre fue una mujer de la tribu errante.
padeció la esclavitud en Egipto;
entonces se dirigió al Dios de nuestras madres
Sara, Agar, Rebeca, Raquel, Lía.
Alabado sea Dios que escucha, por siempre.

Mi madre fue guerrera, juez y ramera.
Dios la llamaba de vez en cuando
para salvar y liberar a su gente:
Miriam,(Rahab), Yael, Débora, Judit, Tamar.
Alabado sea Dios que salva, por siempre.

Mi madre fue una judía galilea.
tuvo un hijo maravilloso
que fue perseguido, odiado y ejecutado…
María, madre de todas las penas.
Alabado sea Dios que da fuerza, por siempre.

Mi madre fue una testigo de la resurrección de Cristo,
la apóstol de los apóstoles.
rechazada, olvidada, proclamada prostituta.
María Magdalena vanguardia de la iglesia de las mujeres
Alabado sea Dios que vive, por siempre.

Mi madre fue apóstol, profeta, fundadora y maestra,
llamada al discipulado de iguales,
dotada de poder por el Dios Sofía de Jesús.
Marta, Febe, Junia, Priscila, Mirta, Ninfa, Tecla.
Alabado sea Dios que llama por siempre.

Mi madre fue una mujer cristiana llena de fe.
una mística, una mártir, una hereje,
una santa, una mujer compasiva.
Una nativa americana, una esclava negra, una inmigrante pobre,
(una indígena zapoteca), una mujer sabia.
Digamos con ella, en cada generación:
Alabado sea Dios (padre y madre) que nos representa a todas nosotras.
[15] Amén.

Bibliografía
BAUTISTA REYES, Bernabé, La ordenación de las mujeres: desde una perspectiva bíblica, histórica y teológica. Manantial, México, 1988.
CASSESE, Giacomo y PÉREZ ÁLVAREZ, Eliseo, ed., Lutero al habla. Buenos Aires, La Aurora, 2005.
ELLERBE, Hellen. El lado oscuro de la historia cristiana. Cuernavaca, Enlace, 1995, p. 117
LOADDES, ANN. (ed). Teología feminista. Bilbao, Desclée de Brouwer, 1997.
MADIGAN, Kevin y OSIEK,Carolyn. Mujeres ordenadas en la iglesia primitiva. Una historia documentada. Estella, Verbo Divino, 2006.
SCHÛSSLER, Fiorenza Elizabeth, Pero ella dijo. Madrid, Trotta, 1992.
TAMEZ, Elsa. Las mujeres en el movimiento de Jesús el Cristo. Quito, CLAI, 2003.
Tiempo de hablar. Reflexiones en torno a los ministerios femeninos. México, STPM-PCUSA Women, 1997, p. 61.
Memoria del taller “Haciendo teología desde la mujer” Mujeres para el diálogo. México. 1990.
Mundo Reformado, vol. 49, núms. 1-2, marzo-junio de 1999.
Otras fuentes: www.womenpriest,org.
Notas
[1] Las citas de Crisóstomo, Tertuliano y Tomás de Aquino fueron tomadas de Memoria del taller “Haciendo teología desde la mujer” Mujeres para el diálogo, Serie: Mujer vida y movimiento. México, D.F. 1990
[2] Las dos primeras citas de Lutero fueron tomadas de: [2] Ann Loades (ed). Teología feminista, Bilbao, Desclée De Brouwer, 1997, p. 173
[3] Citado por Hellen Ellerbe, El lado oscuro de la historia cristiana, Cuernavaca, Enlace, 1995, p. 117.
[4] Ibid. p. 98.
[5] IbCursivaid.
[6] Elsa Tamez. Las mujeres en el movimiento de Jesús el Cristo. Quito, CLAI, 2003. p.119
[7] Ibid.,pp. 121-122
[8] Ver: Kevin Madigan y Carolyn Osiek, Mujeres ordenadas en la iglesia primitiva. Una historia documentada. Estella, Verbo Divino, 2006.
[9] Ibid., p. 286.
[10] Javier Alanis, “A la nobleza cristiana de la nación alemana acerca del mejoramiento del estado cristiano”, en Giacomo Cassese y Eliseo Pérez Álvarez, ed., Lutero al habla. Buenos Aires, La Aurora, 2005, p.87
[11] Mundo reformado, vol. 49, núms. 1-2, marzo-junio de 1999, p. 86.
[12] Eliseo Pérez Álvarez, "Teología de la faena: un acercamiento a los ministerios cristianos desde la Iglesia Apostólica hasta la iglesia imperial", en Tiempo de hablar: Reflexiones en torno a los ministerios femeninos. México, STPM-PCUSA Women, 1997, p. 61.
[13] Bernabé V. Bautista Reyes, La ordenación de las mujeres: desde una perspectiva bíblica, histórica y teológica. México, Manantial, 1988.
[14] Recomiendo visitar la http://www.womenpriest,org.
[15] Ver, Schüssler, Pero ella dijo. México, Trotta, 1992, p. 109.

1 comentario:

  1. hermana yo no me siento asi,no fue solo mi culpa¡¡¡¡ tambien la del hombre y a el tambien le toco su parte o no Dios nos detituyo del paraiso a los dos y se tuvo ke ganar el pan con el sudor de su frente?

    ResponderEliminar